LA CIENCIA ESPIRITUAL: FASE SUPERIOR DEL ESPIRITISMO
Con la fundación de la AECB-Asociación Escuela Científica Basilio arranca en firme la investigación de los fenómenos espiritistas dentro de una perspectiva enmarcada por el estudio objetivo de los preceptos básicos de carácter ético-moral ya expuestos de manera orgánica por la obra de Allan kardec. Principios, ya se señalo, en un comienzo fuertemente imbuidos de una ideología Judeo-Cristiana correspondiente a la tradición religiosa del hemisferio occidental.
Dentro de su contexto particular, la AECB, se presentó al mundo como una re-edición de la doctrina conocida en los primeros años de la era cristiana como La Idea Nueva; Doctrina que pretendía traer a los hombres el conocimiento de su realidad como espíritus encarnados con el propósito de alcanzar su evolución espiritual para retornar a los mundos de luz, ámbitos originales del Espíritu creado en perfección, y que en los tiempos actuales se conocería como Espiritismo Superior o Ciencia Espiritual, expresión, esta última, más acorde con su naturaleza teórico-práctica y el nivel de conocimientos alcanzado por los hombres contemporáneos[1].
Recapitulando un poco acerca de la AECB, para efectos prácticos, se autodenominó Escuela porque en ella se aprendería y se dictaría cátedra acerca de la Ciencia Espiritual, categoría consecuente con el propósito de deslindarse de lo que hasta ese momento se había conocido como espiritismo empírico; todo ese conjunto bizarro de expresiones populares en el que se entre mezclaban elementos diversos aún plagados de percepciones mágico-religiosas. En este orden de Ideas, se definió como Científica, porque buscaría acopiar y probar su acervo filosófico y doctrinario a través de la observación, verificación y comprobación mediante la puesta en práctica de una triada metodológica que podría resumirse en las acciones de Ver, Comprobar y Creer; fundándose en la práctica del Amor, punto vital de toda su acción[2]. Y se llamó Basilio, en reconocimiento a la labor doctrinaria adelantada por PEDRO BASILIO PORTAL, quien fuera el padre del fundador material de la AECB, Eugenio Portal, cofundador de la institución junto con Blanca Aubreton de Lambert; Y también como una manera pragmática de diferenciarla de las demás organizaciones espiritistas habidas hasta la época de su implementación[3].
Ahora, entrando en materia, de acuerdo con su corpus conceptual, la Ciencia Espiritual se define como la ciencia que estudia y explica la naturaleza del Espíritu; Su origen y devenir; La teleología de su existencia y la razón de su encarnación en un cuerpo material o humano. Es la ciencia de las causas primarias en su sentido más lato, pues provee una Ontogénesis, una Cosmogonía y una Antropogénesis[4]. De igual manera explica las razones subyacentes al estado o condición espiritual que anima al ser humano, considerando su problemática desde una perspectiva holistica que contempla su naturaleza dual como Espíritu Encarnado.
Mediante su método de investigación y verificación, el estimulo de las Mediumnidades, (conocida también como Sexto Sentido o Sentido Espiritual), provee el acervo probatorio que sustenta coherente y consistentemente su corpus ideario.
Y mediante prácticas espirituales adicionales, (Liberación Espiritual, Culto a Dios, Práctica de Fluido, Práctica de Incorporación de Espíritus, Visita de Familiares y Amigos)[5] debidamente normadas y controladas merced a protocolos muy estrictos, coadyuva a la evolución general de los mundos espirituales del error; dentro de un marco preceptivo eminentemente ético-moral que busca la evolución espiritual de todos los seres equivocados en pro de alcanzar su máximo grado de perfección original[6].
Si se analiza en una perspectiva diacrónica la evolución temática y conceptual de la Ciencia Espiritual propuesta por la AECB, -a través de gran parte de su obra didáctica impresa-, es posible constatar la búsqueda de un lenguaje más preciso, paradigmático si se quiere, tendiente a evitar ambigüedades en la interpretación de lo expuesto, y bastante acorde con la terminología propia del ámbito científico formal.
En este orden de ideas, en los comienzos de su exposición se puede percibir una fuerte influencia de preceptos propios de la doctrina Judeo Cristiana, principalmente de los valores ético-morales expuestos en la obra de ciertos pensadores de los siglos XVIII Y XIX, como Swedenborg, Kardec, Denis, y Bozzano; para con el tiempo, y merced a su propio trabajo y estudio apoyados en su propio método de investigación, ir acuñando una terminología precisa y un corpus simbólico sui generis, que la diferencian radicalmente de otras expresiones espiritistas reconocidas hasta la fecha[7].
Por otra parte, como una característica singular, se debe connotar el contexto ético-moral de la Ciencia Espiritual que se define por una praxis exhaustiva de una doctrina del Amor Fraterno (partiendo del precepto que todos los espíritus son hermanos); Una ética de la acción expresa en el precepto de Pensar Bien, Hablar Bien y Obrar Bien, mientras se proporciona “…un alivio al dolor del mundo.”[8].
Es pertinente señalar que la Ciencia Espiritual no pretende demostrar o ser portavoz de una verdad tautológica, pues a si misma se estima como una manera de aprehender y explicar el Mundo; Una manera cuya validez ha de comprobarse y reiterarse merced a la práctica constante de sus principios ético-morales expresos sintéticamente en el objeto de su quehacer “…Hacia Dios por la Verdad y la Justicia”[9], lema que describe a su vez el quehacer fundamental de la AECB, promotora y practicante exclusiva de dicha ciencia hasta el tiempo presente.
Si bien la ética como tal no es extraña a la misma noción de Ciencia en el contexto del pensamiento occidental si lo es la inclusión de categorías simbólicas como el Amor Fraterno y la Virtud como piedras basales de este quehacer científico, en un novedoso ejercicio que busca concitar la racionalidad lógica del pensamiento científico con una Moral preceptiva que aspira a elevar la condición espiritual de quienes en ella participan.
Ahora, de acuerdo con los objetivos de este Trabajo, no se pretende hacer una relación exhaustiva, sino apenas enunciativa, de lo que se entiende como la Ciencia Espiritual, un corpus conceptual de por si sumamente extenso y complejo, y cuyo abordaje particular bastaría como objeto de estudio específico para quienes quisiesen ahondar en su comprensión y práctica[10].
El bagaje bibliográfico de la AECB, tras casi un siglo de investigación y publicaciones, es bastante extenso y se encuentra a disposición de los interesados a través de sus distintas escuelas diseminadas por el mundo[11]
Para nuestros fines, con base en un estudio que comienza a mediados del los años 80 del siglo pasado[12], se han seleccionado aquellos conceptos de la Ciencia Espiritual que tienen pertinencia inmediata para la propuesta de una Teoría de la Antropología Espiritual, y cuya exposición se ha venido haciendo, y se hará, acorde con el desarrollo temático propuesto
Dentro de su contexto particular, la AECB, se presentó al mundo como una re-edición de la doctrina conocida en los primeros años de la era cristiana como La Idea Nueva; Doctrina que pretendía traer a los hombres el conocimiento de su realidad como espíritus encarnados con el propósito de alcanzar su evolución espiritual para retornar a los mundos de luz, ámbitos originales del Espíritu creado en perfección, y que en los tiempos actuales se conocería como Espiritismo Superior o Ciencia Espiritual, expresión, esta última, más acorde con su naturaleza teórico-práctica y el nivel de conocimientos alcanzado por los hombres contemporáneos[1].
Recapitulando un poco acerca de la AECB, para efectos prácticos, se autodenominó Escuela porque en ella se aprendería y se dictaría cátedra acerca de la Ciencia Espiritual, categoría consecuente con el propósito de deslindarse de lo que hasta ese momento se había conocido como espiritismo empírico; todo ese conjunto bizarro de expresiones populares en el que se entre mezclaban elementos diversos aún plagados de percepciones mágico-religiosas. En este orden de Ideas, se definió como Científica, porque buscaría acopiar y probar su acervo filosófico y doctrinario a través de la observación, verificación y comprobación mediante la puesta en práctica de una triada metodológica que podría resumirse en las acciones de Ver, Comprobar y Creer; fundándose en la práctica del Amor, punto vital de toda su acción[2]. Y se llamó Basilio, en reconocimiento a la labor doctrinaria adelantada por PEDRO BASILIO PORTAL, quien fuera el padre del fundador material de la AECB, Eugenio Portal, cofundador de la institución junto con Blanca Aubreton de Lambert; Y también como una manera pragmática de diferenciarla de las demás organizaciones espiritistas habidas hasta la época de su implementación[3].
Ahora, entrando en materia, de acuerdo con su corpus conceptual, la Ciencia Espiritual se define como la ciencia que estudia y explica la naturaleza del Espíritu; Su origen y devenir; La teleología de su existencia y la razón de su encarnación en un cuerpo material o humano. Es la ciencia de las causas primarias en su sentido más lato, pues provee una Ontogénesis, una Cosmogonía y una Antropogénesis[4]. De igual manera explica las razones subyacentes al estado o condición espiritual que anima al ser humano, considerando su problemática desde una perspectiva holistica que contempla su naturaleza dual como Espíritu Encarnado.
Mediante su método de investigación y verificación, el estimulo de las Mediumnidades, (conocida también como Sexto Sentido o Sentido Espiritual), provee el acervo probatorio que sustenta coherente y consistentemente su corpus ideario.
Y mediante prácticas espirituales adicionales, (Liberación Espiritual, Culto a Dios, Práctica de Fluido, Práctica de Incorporación de Espíritus, Visita de Familiares y Amigos)[5] debidamente normadas y controladas merced a protocolos muy estrictos, coadyuva a la evolución general de los mundos espirituales del error; dentro de un marco preceptivo eminentemente ético-moral que busca la evolución espiritual de todos los seres equivocados en pro de alcanzar su máximo grado de perfección original[6].
Si se analiza en una perspectiva diacrónica la evolución temática y conceptual de la Ciencia Espiritual propuesta por la AECB, -a través de gran parte de su obra didáctica impresa-, es posible constatar la búsqueda de un lenguaje más preciso, paradigmático si se quiere, tendiente a evitar ambigüedades en la interpretación de lo expuesto, y bastante acorde con la terminología propia del ámbito científico formal.
En este orden de ideas, en los comienzos de su exposición se puede percibir una fuerte influencia de preceptos propios de la doctrina Judeo Cristiana, principalmente de los valores ético-morales expuestos en la obra de ciertos pensadores de los siglos XVIII Y XIX, como Swedenborg, Kardec, Denis, y Bozzano; para con el tiempo, y merced a su propio trabajo y estudio apoyados en su propio método de investigación, ir acuñando una terminología precisa y un corpus simbólico sui generis, que la diferencian radicalmente de otras expresiones espiritistas reconocidas hasta la fecha[7].
Por otra parte, como una característica singular, se debe connotar el contexto ético-moral de la Ciencia Espiritual que se define por una praxis exhaustiva de una doctrina del Amor Fraterno (partiendo del precepto que todos los espíritus son hermanos); Una ética de la acción expresa en el precepto de Pensar Bien, Hablar Bien y Obrar Bien, mientras se proporciona “…un alivio al dolor del mundo.”[8].
Es pertinente señalar que la Ciencia Espiritual no pretende demostrar o ser portavoz de una verdad tautológica, pues a si misma se estima como una manera de aprehender y explicar el Mundo; Una manera cuya validez ha de comprobarse y reiterarse merced a la práctica constante de sus principios ético-morales expresos sintéticamente en el objeto de su quehacer “…Hacia Dios por la Verdad y la Justicia”[9], lema que describe a su vez el quehacer fundamental de la AECB, promotora y practicante exclusiva de dicha ciencia hasta el tiempo presente.
Si bien la ética como tal no es extraña a la misma noción de Ciencia en el contexto del pensamiento occidental si lo es la inclusión de categorías simbólicas como el Amor Fraterno y la Virtud como piedras basales de este quehacer científico, en un novedoso ejercicio que busca concitar la racionalidad lógica del pensamiento científico con una Moral preceptiva que aspira a elevar la condición espiritual de quienes en ella participan.
Ahora, de acuerdo con los objetivos de este Trabajo, no se pretende hacer una relación exhaustiva, sino apenas enunciativa, de lo que se entiende como la Ciencia Espiritual, un corpus conceptual de por si sumamente extenso y complejo, y cuyo abordaje particular bastaría como objeto de estudio específico para quienes quisiesen ahondar en su comprensión y práctica[10].
El bagaje bibliográfico de la AECB, tras casi un siglo de investigación y publicaciones, es bastante extenso y se encuentra a disposición de los interesados a través de sus distintas escuelas diseminadas por el mundo[11]
Para nuestros fines, con base en un estudio que comienza a mediados del los años 80 del siglo pasado[12], se han seleccionado aquellos conceptos de la Ciencia Espiritual que tienen pertinencia inmediata para la propuesta de una Teoría de la Antropología Espiritual, y cuya exposición se ha venido haciendo, y se hará, acorde con el desarrollo temático propuesto
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NOTAS
[1] AECB. Asociación escuela Científica Basilio. Curso Para Auxiliares. Libro Tercero. 1ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1976
[2] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[3] AECB. Ibidem
[4] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Ciencia Espiritual. Editorial AECB. Buenos Aires. 2002
[5] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[6] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Curso Para Auxiliares. Libro 2. Editorial AECB. Buenos Aires. 1986
[7] LUDUEÑA, Gustavo. Op.Cit.
[8] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[9] AECB. Ibidem
[10] AECB. Ibidem
[11] Visitar: www.basilio.org.ar
[12] MANRIQUE Matiz, Carlos Augusto. Espiritismo, culto y Antropología. Un estudio de caso: AECB-Asociación Escuela Científica Basilio. Filial 145. Bogotá. TRABAJO DE CAMPO. Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá D.C..1989
[1] AECB. Asociación escuela Científica Basilio. Curso Para Auxiliares. Libro Tercero. 1ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1976
[2] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[3] AECB. Ibidem
[4] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Ciencia Espiritual. Editorial AECB. Buenos Aires. 2002
[5] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[6] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Curso Para Auxiliares. Libro 2. Editorial AECB. Buenos Aires. 1986
[7] LUDUEÑA, Gustavo. Op.Cit.
[8] AECB. Asociación Escuela Científica Basilio. Conocimientos Espirituales. Ciclo Básico. 1ª y 2ª parte. Editorial AECB. Buenos Aires.1982
[9] AECB. Ibidem
[10] AECB. Ibidem
[11] Visitar: www.basilio.org.ar
[12] MANRIQUE Matiz, Carlos Augusto. Espiritismo, culto y Antropología. Un estudio de caso: AECB-Asociación Escuela Científica Basilio. Filial 145. Bogotá. TRABAJO DE CAMPO. Departamento de Antropología, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de Colombia. Bogotá D.C..1989